Ningún Millennial puede entender lo que significa esta foto, pero los nacidos entre el 72 y el 85 sabéis de qué puta magia estoy hablando. Este es sin duda uno de los momentos más emocionantes de mi vida .
Fue algo inesperado. Fuimos al circo y de repente, estaban allí…
ELLOS! LOS AUTÉNTICOS! Espinete, Don Pimpón y por si hay algún escéptico: Chema y Julián! De carne y hueso Joder!
La niña que levita en el centro es mi hermana, y yo soy la pequeña sentada con Chema. Me mordía los labios porque estaba tan emocionada que no podía con mi vida. Espinete era lo más parecido a dios que podía concebir, un ser mitológico de dimensión real, y estaba ahí sentado a mi lado. Yo no daba crédito.
Chema me agarraba para que no me cayera porque estaba recostada hacia Espinete tratando de mantener el máximo contacto con su divino tacto de peluche. Recuerdo que le apretaba la mano con toda la fuerza de la que era capaz pensando: joder, Espinete tú y yo; juntos para siempre.
Espinete está un poco repanchingado en la silla porque debía estar cansado de hacerse fotos con niñxs. Don Pimpón sin embargo está impoluto con toda la actitud. Julián también está con toda la actitud aunque me imagino que no podía dar crédito a esa cláusula del contrato de la tele que le obligaba a currar algunas tardes de sábado haciéndose fotos en el circo. Me lo imagino por dentro diciendo; #putabida.
Nótese que mi hermana directamente está levitando. Me ha confesado años después que estaba tan nerviosa que se quería hacer la mayor y se puso de puntillas.❤️
Barrio Sésamo acaparó toda la atención en nuestra infancia porque hubo un tiempo amiguitxs millenials, que sólo había una cadena de televisión y todxs veíamos el mismo programa a la misma hora.
El y sólo Él tenía el monopolio del imaginario televisivo infantil hasta que aparecieron Oliver y Benji y las mamachicho.
En los 80 había miles de espinetes falsos en los circos, muñecos de marca blanca como el Bob Esponja de la puerta del sol, pero de peor calidad porque les faltaba una ceja, o tenían la nariz torcida y nunca daban el pego.
Sin embargo aquella tarde,me sentí tocada por un verdadero icono.Un ídolo; el máximo referente hasta la fecha.
Ahí estábamos mi hermana y yo disfrutando de las mieles del mainstream vestidas con un esquijama de Snoopy. Debo decir de hecho, que esto es lo más cerca que he estado del mainstream en mi vida.
Comentarios recientes